Uno, dos, tres.

Uno es apenas un niño. Lleva gafas, sostiene un arma más grande que sus manos. A sus lados, dos hombres curtidos, con los rostros marcados por el frío o por la experiencia. Han dejado de ser civiles.

El dibujo, ejecutado en trazo suelto y brutal, no idealiza. No embellece. Es un retrato seco de lo que queda cuando  la supervivencia dicta las reglas. No hay fondo narrativo, solo árboles. No hay decorado, solo sombra. Y en esa ausencia, todo cobra más fuerza.

Técnica : Grafito 

Soporte: Papel de alto gramáge

Medidas: 220 X 150 cm

Fecha de realización: 2013